La industria venezolana sigue comprometida con el desarrollo del país

La industria venezolana sigue comprometida con el desarrollo del país

¿El sector industrial creció? ¿Es posible mantener este crecimiento en el tiempo con las condiciones que tenemos a nivel tecnológico? ¿Si es factible poder competir con el resto del mundo y sobre todo ahora con nuestro vecino país, Colombia?, estas fueron algunas de las interrogantes del conversatorio con el sector secundario: Industrias, hacia una economía competitiva, inclusiva y sustentable, que se realizó en la 78° Asamblea Anual de Fedecámaras.

La actividad contó con Luigi Pisella, presidente de Conindustria y Juvenal Arveláez, presidente ejecutivo de Cavidea como moderadores y con la participación de José Luis Rodríguez, presidente de Acoinva; Tito López, presidente de CIFAR; Freddy Lujano, presidente de la Cámara de Industriales del estado Aragua; Héctor Bastida, presidente de Yaracuy PUEDE; y Roque Zapata, presidente de CIVEA.

En el conversatorio se resaltó el compromiso de los industriales de Venezuela a pesar de algunos factores que les ha limitado la capacidad de trabajar; así como la capacidad de ser competitivos, ya que en los últimos 10 años el sector ha estado en un nivel de resiliencia, de sobrevivencia.

José Luis Rodríguez Paredes, presidente de Acoinva, reconoció la importancia del trabajo mancomunado entre el sector público y privado a favor de la economía del estado. En Valera, estado Trujillo, lograron reformar casi totalmente las ordenanzas de las actividades económicas luego de varias mesas de trabajo.

En este sentido, hizo énfasis en la reindustrialización, a su juicio, es la ruta que se debe seguir.

“Queremos trabajar con la agroindustria, queremos darle un valor agregado a la producción”

Mientras tanto, Freddy Lujano, presidente de la Cámara de Industriales del estado Aragua, manifestó que, a pesar del panorama, las empresas siguen apostando por el país haciendo grandes transformaciones organizacionales.

Cada empresa tiene una realidad distinta y está asumiendo el rol que le corresponde: mantener y mejorar en algunos casos las remuneraciones de los trabajadores e incentivar a todos los sectores que hacen vida en el país.

Por su parte, Héctor Bastida, presidente de Yaracuy PUEDE, apuesta a relanzar la industria, entendiendo el nuevo contexto energético, las revoluciones industriales que se están experimentando en el mundo.

“Yaracuy tiene importantes ejes de transformación agroindustrial. Yaracuy tenía el 25% de la producción de azúcar de Venezuela hace algunos años, Yaracuy es el principal productor de etanol de Venezuela, producimos algo como 140 mil litros de etanol anhidro día. Yaracuy tiene un eje importante agroindustrial”

Asimismo, apuesta por la discusión público-privada para llegar a tomar decisiones en pro del desarrollo del país, como, por ejemplo, proponen la creación de un puerto seco.
Unión entre los gremios

Roque Zapata, presidente de CIVEA, trajo a colación la experiencia del sector ronero en Venezuela, donde desde hace varios años entendieron que debían unirse y que la competencia no era entre ellos sino con el mundo.

“Una vez que logramos eso, que las 14 roneras entendimos y trabajamos por un mismo fin, salimos al mundo, un mundo muy competitivo y distinto al mercado venezolano (…) Nuestros rones son de muy buena calidad, porque tenemos una ley que nos exige ser un producto de calidad. Un ron en Venezuela tiene que estar mínimo 2 años de envejecimiento, eso quiere decir, que yo destilo hoy, ese producto va a un barril y yo vuelvo a sacarlo en 2 años”

Por ende, resaltó la importancia de los industriales y empresarios de entender cada mercado, ya que en cada país son distribuidores distintos y exigencias distintas.

  • Obstáculos

Entre los obstáculos que ha tenido que enfrentar la industria en Venezuela se encuentran las deficiencias de servicios públicos, escasez de combustible, falta de financiamiento e inseguridad que ha hecho que el sector productivo disminuya de alguna u otra manera su operatividad.

Tito López, presidente de CIFAR, dijo que en la industria farmacéutica estuvieron 13 años con control de precios, donde un agua mineral era más costosa que un producto cardiovascular, y que, a pesar de ello, la industria siempre se mantuvo activa.

“A pesar de las circunstancias no hemos paralizado las operaciones, hay plantas que pueden producir entre 110 millones de unidades durante un año, siempre y cuando tengan todos los insumos, cosa que es bien difícil, porque lamentablemente, el 96% es importado y todo es pagado en dólares”

A través del tiempo han tenido que hacer cualquier cantidad de transformaciones, la creatividad la han tenido que poner en práctica, nuevas presentaciones, en blíster para hacer más accesible el medicamento.

A pesar de la situación, la industria farmacéutica no hizo reducción de personal, mantuvo un promedio de 7.500 trabajadores directos, 10.000 indirectos.

Por último, Juvenal Arveláez, presidente ejecutivo de Cavidea, dijo que los dirigentes gremiales deben llevar la racionalidad a la discusión de las medidas que impulsen una mejor economía y un mejor país.

Vea el conversatorio completo aquí: