Transformemos a Venezuela en un país productor, moderno y diversificado

Oct 22, 2019

Derecho de palabra ante la Plenaria de la Asamblea Nacional

22 de octubre 2019

Nuestro más sincero agradecimiento a la directiva por habernos permitido la valiosa oportunidad de transmitir nuestro mensaje al cuerpo legislativo, poder constituido y legítimo, con una composición plural y diversa, en el marco de los principios constitucionales y democráticos que establece nuestra Carta Magna.

Como representante de Fedecámaras, organización sindical más representativa de los empleadores, así reconocida por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), queremos presentar la dramática situación que vive el sector empresarial y gremial del país, así como los recientes resultados del Informe de la Comisión de Encuesta designada por la OIT como su máxima instancia de control sobre la República Bolivariana de Venezuela.

Las políticas unilaterales y erradas del Gobierno y su permanente acoso durante estos últimos 20 años al sector empresarial y sindical, la política de expropiación, expoliación e invasión a la propiedad privada y la excesiva injerencia en el funcionamiento del aparato productivo nacional ha propiciado su más absoluta destrucción, devastando la producción y llevando al país por el camino de la pobreza, el hambre y el éxodo de los venezolanos hacia otros países, en la búsqueda desesperada de una vida verdaderamente digna. 

En 100 años de historia de la OIT, es la primera vez que en Venezuela una Comisión de Encuesta presenta un Informe, revelando de manera cruda la violación de las libertades civiles y sindicales, de los derechos humanos de trabajadores y empleadores, aunado al deterioro de su democracia, signado por la ausencia de separación de los poderes, la infundada actuación del Ministerio Público y la politización del Poder Judicial, que condena sin sustento alguno, a empresarios y sindicalistas por el simple ejercicio de su actividad gremial y sindical.

El Informe de la OIT ratifica los hallazgos del Informe de la Alta Comisionada de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas.

Al decir de la Comisión de Encuesta, “el ejercicio de la actividad sindical constituye un alto riesgo”.

El sector productivo representado en Fedecámaras, ha soportado durante muchos años, los atropellos del Gobierno a través de una línea estratégica de ataques continuos y persecución, acompañados de una campaña de desprestigio y estigmatización a través de la gran red de medios de comunicación del Estado.

La OIT resalta en su informe como el gobierno criminaliza la actividad sindical tanto de los trabajadores como del sector empresarial estableciendo además organizaciones paralelas sin representatividad alguna, en busca de anular la representación independiente y legítima. 

Todo esto no ha hecho más que atentar contra el empleo y la calidad de vida de los trabajadores venezolanos. Son décadas que el sector productivo padece el hostigamiento de un errado modelo político y económico, y hoy se suman las consecuencias internacionales de su proceder.

Debemos resaltar que el Gobierno establece para los trabajadores un salario mínimo que no es objeto de consulta y que no alcanza siquiera el umbral de pobreza extrema de US$ 1,5 diarios establecidos en los Objetivos del Milenio de la Agenda 2030 de las Naciones Unidas. Esto como consecuencia de políticas macroeconómicas fallidas e ideológicamente sesgadas con casi 6 años de recesión, que se suman a la profunda destrucción del tejido empresarial, que en los últimos 20 años ha visto desaparecer más del 60% de las empresas que hacían vida para 1998, y las sobrevivientes hoy apenas logran sortean los obstáculos legales, estructurales y humanos que mal permiten que operen al 20% de su capacidad instalada.

Por otro lado, en Venezuela, no ha habido en los últimos 20 años, una sola iniciativa exitosa de diálogo desde los Poderes Públicos constituidos, como lo establece nuestra Carta Magna en su articulado del título sexto denominado, “Del Sistema Socioeconómico”, donde claramente están plasmados los fundamentos de la relación público privada para promover una economía competitiva, sana y sustentable que genere independencia ciudadana, promoviendo libre empresa, libre iniciativa y propiedad privada.

Las organizaciones de trabajadores y de empleadores más representativas no son consultadas sobre las normativas básicas, las cuales son dictadas sin la obligatoria consulta tripartita, figura que fue satanizada por el Gobierno y eliminada de un plumazo, en la Ley Orgánica del Trabajo, de los Trabajadores y las Trabajadoras del año 2012. Vale decir que esta Ley que corresponde al contrato social más importante de un país después de su Constitución, fue dictada en ausencia absoluta del diálogo social tripartito.

Los retos, entonces, para Fedecámaras y, en general, para las fuerzas productivas del país son inmensos.

Tenemos que recuperar el poder adquisitivo del salario. No podemos dejar que el hambre se utilice como una herramienta política y de control social. Tenemos que diseñar un nuevo andamiaje legislativo y normas específicas que favorezcan el combate de la hiperinflación y preserve el poder adquisitivo del salario promoviendo más empresa, más trabajo, más productividad.

La fatal situación política, económica y social que vivimos, nos ha llevado a padecer la más atroz y catastrófica tragedia humanitaria, razón por la cual, la ayuda humanitaria debe salir de inmediato de la conflictividad política y debe atenderse de manera urgente sin sesgos ni cálculos políticos. No solo exhortamos y exigimos que así ocurra, también nos ponemos a la orden del país, con todas nuestras capacidades, para trabajar juntos en el rescate de nuestros niños, nuestros ciudadanos, son vidas que representan el presente y el futuro de nuestra nación.

Necesitamos rescatar el valor del trabajo, de la educación, de la inversión competitiva, para superar el rentismo del pasado y construir, desde las cenizas, un nuevo y competitivo aparato productivo.

Transformemos a Venezuela en un país productor, moderno y diversificado, un país de propietarios, capaz de construir su destino sobre las bases de un estado pequeño y eficiente, que promueva plenas libertades, garantes del esfuerzo de cada ciudadano.

Vinimos aquí a expresar el compromiso férreo de Fedecámaras de continuar luchando por Venezuela.  Estamos decididos a trabajar en la solución de los problemas del país y en su reconstrucción, y para ello exigimos que la Asamblea Nacional cumpla y ejerza sus facultades constitucionales.

Estamos en la casa donde se debaten las ideas y se formulan leyes, necesitamos leyes que propicien la inversión, el desarrollo sostenible, que generen confianza; no como estamos viendo en otras instancias que se atribuyen competencias que no le son propias y donde además por su cuestionada legitimidad aceleran la destrucción de la democracia, el progreso y el bienestar del país.

Ponemos a su disposición, a ustedes representantes de los ciudadanos electos por el voto popular, nuestros aportes, experiencias y capacidades técnicas, para ayudar a diseñar y reformar las leyes que permitan su justa adecuación, en su contenido y en la práctica, enmarcadas a los Convenios internacionales ratificados por Venezuela que han sido irrespetados durante largos años.

En ese sentido, proponemos iniciar de inmediato un trabajo conjunto, que permita construir acuerdos, consensos y acciones que se eleven por encima de las diferencias y el cortoplacismo, porque detrás de las duras cifras que desnudan la depresión económica que padecemos, se expresa claramente el sentido de urgencia de revertir la tragedia humana que vivimos los venezolanos.

El llamado es a que participemos academia, sociedad civil, iglesias, trabajadores, todos los factores políticos y productivos, y por supuesto, no podemos dejar de incluir a la Fuerza Armada, quienes más temprano que tarde, tendrán que velar por la reconstrucción, rescate del territorio y de la institucionalidad de nuestra República.

Confiamos en que este legítimo Poder Legislativo, pueda contribuir eficazmente a revertir las condiciones y realidades que actualmente vive el país, realimentando la esperanza cierta de los venezolanos.

Como en otras ocasiones de nuestra historia republicana, como en tiempos de la guerra federal y de independencia, nos toca a los venezolanos de hoy conseguir solución entre venezolanos y para los venezolanos. La defensa de la Democracia y la reconstrucción de Venezuela están sólo en nuestras manos.

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