El 2018 es el resultado devastador de un modelo político, económico y social

Dic 19, 2018

Culmina un nuevo año. Un año que para muchos representó el cierre de sus empresas producto de años de trabajo, de esfuerzo; y para otras la necesidad de emigrar buscando nuevas oportunidades que en la actualidad el país ya no les ofrece.

2018, sin duda alguna, es el resultado devastador de un modelo político que tiene como objetivo la destrucción de las libertades económicas, de la empresa privada y la libre iniciativa.

Las políticas económicas emprendidas por el Gobierno nacional han provocado que el 2018, cierre como el peor año de la historia de todos los sectores productivos del país.

  • El Producto Interno Bruto cae de nuevo en más del 15%, acumulando una caída en los últimos 4 años de más del 56%.
  • La economía se ha reducido a la mitad.
  • Más del 50% del parque industrial venezolano que continúa operando, trabaja a menos del 20% de su capacidad operativa.
  • El agro solo logra abastecer el 25% del consumo nacional de alimentos.
  • Tan solo este año ha cerrado cerca de 40% de los comercios en Venezuela.
  • El sector construcción se encuentra paralizado en 95%.
  • Aumenta la lista de multinacionales que abandonan nuestro país.

Venezuela sufre las consecuencias de su destrucción económica y el debilitamiento de sus instituciones democráticas.

Ya los índices macroeconómicos dejaron de ser números lejanos para una población que siempre se mostró indiferente a los temas económicos del país, para convertirse en los protagonistas de nuestros hogares.

El país hoy sufre los embates: de la destrucción de la producción nacional, de una hiperinflación que se origina por el pésimo manejo monetario, cambiario y fiscal del gobierno, y que pasa a la historia como la «peor» de Latinoamérica y una de las peores del mundo. En un año acumula casi el millón por ciento de inflación. El salario se pulveriza día a día junto con el patrimonio de las empresas y de los ciudadanos. Se destruye el valor de nuestra moneda y la pérdida de su valor adquisitivo, se incrementan altos índices de escasez de alimentos, de medicinas, junto al colapso de los servicios públicos.

Venezuela sufre un acelerado empobrecimiento de su población. Una población que en su gran mayoría perdió la esperanza de soñar con construir un futuro mejor, acá en Venezuela, y que ahora busca sobrevivir, bajo cualquier circunstancia, en otros países. Organismos internacionales estiman que la migración ya supera los 3 millones de venezolanos y crece cada día más.

Pese a esta dramática realidad, el Estado se muestra indolente y decide profundizar el mismo modelo político, económico y social que solo ha generado los más altos niveles de corrupción, hambre, pobreza, destrucción, anarquía, desidia y violencia.

Sin embargo, fieles a nuestros principios, el empresariado venezolano y sus gremios organizados, mantenemos la decisión de seguir trabajando con empeño en construir una Venezuela productiva y moderna.

Continuamos abiertos al diálogo franco con todos los actores de la sociedad, como único camino para alcanzar una visión compartida de país.

Urge retomar la senda democrática e institucional del Estado, en la que se garantice la separación de poderes y el apego irrestricto a la Constitución y al ordenamiento jurídico vigente.

Debemos «juntos» rescatar a Venezuela. Construirla de nuevo bajo verdaderos pilares democráticos, donde se garanticen las libertades económicas y sociales, en un marco de seguridad jurídica que promueva la inversión y el emprendimiento.

Nuestra nación debe convertirse en un país moderno, de empresas, de ciudadanos emprendedores, trabajadores formados y bien capacitados con salarios dignos que les permitan tener una calidad de vida adecuada, con capacidad para construir su propio futuro, un país de oportunidades para todos.

Invitamos a toda la sociedad democrática venezolana a seguir trabajando, sin tregua, sin descanso, sumando voluntades.

Seguiremos haciendo nuestro mayor esfuerzo hasta lograr un país que ofrezca progreso y bienestar para todos, un país capaz de recibir con los brazos abiertos a todos sus hijos que se han visto obligados a emigrar.

Debemos aprender de las experiencias, ojalá el populismo sea execrado de la formación política de nuestro país. Es esencial rescatar la importancia del trabajo productivo, los valores éticos y morales, promover la unión, la inclusión, los consensos. Rechazar, de una vez por todas, acciones y discursos autoritarios que solo generan falsas expectativas, odio y división entre los venezolanos.

En Fedecámaras nos mantenemos comprometidos con robustecer el emprendimiento, la innovación, construir un país de propietarios, en democracia, con plenas libertades económicas, donde se respete la propiedad privada.

Estamos seguros de que este es el camino que debemos transitar para alcanzar una Venezuela con una economía productiva, capaz de superar la pobreza y las desigualdades.

Aunque es difícil predicar la esperanza y a pesar de las dificultades, no dejemos de reencontrarnos y compartir en familia estas Navidades. Debemos comprometernos en alcanzar un próspero año 2019 gracias al esfuerzo de cada uno de nosotros.

Sí es posible, trabajemos todos juntos para lograrlo.

Carlos Larrazábal. Presidente de Fedecámaras
Mensaje de cierre de año

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